Hamlet

Después de leer tanta actualidad, he decidido volver a los clásicos, esta vez de la mano de Shakespeare. Habiendo leído varias obras de este gran escritor, todavía me faltaba una de las más conocidas, Hamlet. Llevaba mucho tiempo queriendo leerla, pero nunca encontraba el momento indicado y, la verdad, no me ha decepcionado.

Shakespeare en esta obra trata el tema de la vida y la muerte a través del personaje principal, Hamlet, que, tras descubrir un horrible secreto, empieza a pasar por distintas fases emocionales y a reflexionar acerca de este tema tan trascendental.

En este drama, Hamlet reflexiona sobre qué hacer ante los problemas, enfrentarlos o huir de ellos como cobardes. En su caso, decide enfrentarse a ellos. Aunque otros personajes como Ofelia, no son capaces de soportar los duros golpes de la vida y, pensando constantemente sobre qué hacer, acaba volviéndose loca y tomando el camino más rápido huyendo de todo, el suicidio.

Además de este tema, que está presente durante toda la obra, otro punto fundamental es el de la venganza. La venganza de Hamlet tras descubrir un horrible secreto, se va trazando a lo largo de todo el drama, pero, como es comúnmente dicho, la venganza nunca es buena.

Es una obrita de teatro no muy larga, aunque en ciertos momentos es algo compleja de entender. En general las reflexiones y el argumento principal están muy definidos y llevan al lector a pensar sobre temas cotidianos trascendentales. También es interesante ver cómo se refleja la época de Shakespeare en sus escritos. La obra es muy interesante y amena, un clásico muy recomendable.

Aquí dejo un fragmento dicho por Hamlet, una reflexión muy interesante sobre la muerte y que me ha llamado la atención es la siguiente:

No donde come, sino donde es comido; cierta asamblea de gusanos políticos está ahora en él. Vuestro gusano es vuestro único emperador en cuanto a la dieta; engordamos a todas las demás criaturas para engordar nosotros, y nosotros nos engordamos para los gusanos. Vuestro gordo rey y vuestro flaco mendigo no son sino platos diferentes, pero dos platos para la misma mesa; ése es el fin.